La oscuridad de la cueva ocultaba recuerdos almacenados en múltiples vidas. El plástico cuerpo 
reproducía los secretos. Entre la vida y la muerte quedaba un espacio para la renovación. La madre, la mar, acunaba en sus brazos la cruz de su hija renacida.
reproducía los secretos. Entre la vida y la muerte quedaba un espacio para la renovación. La madre, la mar, acunaba en sus brazos la cruz de su hija renacida.
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